No hace mucho tiempo, las poblaciones de la Serra de Tramuntana estaban comunicadas únicamente a través de una extensa red de caminos de herradura, siendo muchos de estos caminos de origen medieval. Hasta mediados del siglo XIX no se empezaron a construir los primeros y escasos caminos de carro. En este escenario rural de montaña, los traginers (arrieros con mulas) eran los claros protagonistas en los caminos de herradura (caminos que no pueden pasar carros, sino solo mulas) llevando a cabo la dura y poco retribuida tarea de transportar absolutamente todo a lo largo y ancho de la sierra, desde la lejana conquista de Jaime I en el siglo XIII, hasta mediados del siglo XX, que es cuando se extinguió su trabajo con el boom del turismo. Precisamente los arrieros de Sóller, se encontraban entre los más celebres de la isla, siendo algunos de ellos sin saberlo, de los primeros guías de montaña en el territorio español, ya que a finales del siglo XIX acompañaban-guiaban a los primeros turistas británicos, a la cima del Puig Major.